jueves, 30 de abril de 2009

El movimiento sindical ante las nuevas formas de organización del trabajo.

El trabajo se concibe a partir de una diversidad de necesidades en los trabajadores como sobrevivencia, reproducción, de satisfacción, de protección y amparo; es por esto que surgen los movimientos sindicales y a través del tiempo han ido un aumento la cantidad de afiliados, convirtiendo los contratos de trabajo en contratos colectivos, con políticas preestablecidas a fin de salvaguardar sus intereses, garantizar mejores beneficios y mayor duración dentro de las empresas y así evitar la exclusión individualista.

En la actualidad son muchos los desafíos enfrentados por los movimientos sindicales, esto se debe a las variaciones en la organización del trabajo; cuando las sociedades reconocen la implementación de nuevos mecanismos y formas de trabajo esto se traduce en riquezas generadas y transformadas en dividendos que llegan a los propietarios y en mejores remuneraciones a los trabajadores. Pero ¿Se adapta nuestra sociedad a estas modificaciones?

Los modelos de trabajo se diversifican y esto conduce a la adopción de comportamientos que eluden la organización sindical, uno de los modelos empresariales plantea la individualización de las relaciones de trabajo por encima de las relaciones colectivas, apelando al individuo desde las funciones más básicas que ejecutan los trabajadores de la nómina semanal, es decir los obreros no calificados, como potenciales portadores de ideas y propuestas para el mejoramiento continuo. . Por otro lado, las nuevas formas de organizar la producción han traído consigo una intensificación del trabajo y una demanda de habilidades, destrezas cualidades personales y competencias laborales más subjetivas de los trabajadores, lo que instaura nuevas formas de explotación y una difuminación de los límites de la vida laboral y la vida no laboral.

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